domingo, 12 de febrero de 2012

Narices rojas, orejas verdes.

No tengo ninguna predilección por el color verde. Si alguno/a de ustedes quiere saber el motivo del título del blog, por ejemplo, sería conveniente releer las tres entradas anteriores, correspondientes con los tres trabajos que sus compañeros/as de 2º de Ed. Infantil han tenido que realizar. En lo que hace referencia a la nariz de payaso que ha aparecido de repente en nuestros primeros minutos de convivencia lectiva(esa nariz roja que podía ser también la de Rudolf, el reno), el objetivo de este semestre será entender el significado; más exactamente, ir desentrañándolo a lo largo del mismo, y responder de una manera más lúcida al final del mismo, en la segunda prueba escrita que realizaremos.

Para ir entonándonos, les adjunto un famosísimo texto de Gianni Rodari. El autor de "Gramática de la Fantasía" debería ser el pedagogo de cabecera para todos los docentes de educación infantil, o para los que quieren serlo. Su talante y su talento inspiran los afanes de instituciones como las de Reggio Emilia, a las que les remito en uno de los iconos que aperecen a la derecha del texto (me refiero a esos iconos con imágenes que aparecen en la columna derecha del blog. Si hacen un "click" con el ratón sobre la imagen, accederán a la web correspondiente ), y en las que el protagonismo de lon niños de cero a seis años trasciende de los planes educativos de los políticos o las instituciones de turno. Hablamos de escuelas infantiles en las que, a la par que los maestros y maestras, los niños trabajan con artistas, escritores, poetas...Me hubiera gustado ofrecérsela en la lengua otiginal, el italiano, de manera que podrían ustedes acreditar su multilingüismo. No obstante, si alguno/a de ustedes la consigue (sé de su pericia buscadora en internet), nos la puede hacer llegar a todos/as añadida a su propio comentario:

Un día, en el Expreso Soria Monteverde,
vi subir a un hombre con una oreja verde.
Ya joven no era, sino maduro parecía,
salvo, la oreja que verde seguía.
Me cambié de sitio para estar a su lado
y observar el fenómeno bien mirado.
Le dije: Señor, Usted, tiene ya cierta edad,
dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad?
Me contestó amablemente: yo ya soy persona vieja,
pues de joven sólo tengo esta oreja.
Es una oreja de niño, que me sirve para oír
cosas que los adultos nunca se paran a sentir:
Oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,
las piedras, los ríos y las nubes que pasan,
oigo también a los niños, cuando cuentan cosas
que a una oreja madura, parecerían misteriosas.
Así habló el Señor de la oreja verde
aquel día, en el Expreso Soria Monteverde.


Como bien saben tras la presentación de la asignatura, debemos combinar en ella lo más pragmático junto lo más poético. Es decir: al margen de la emoción con la que se puedan haber encontrado leyendo estas líneas (eso espero), es necesario que me contesten, se contesten a sí mismos y, por consiguiente, contesten también al resto de sus compañeros/as, incluyendo su comentario en este blog (probablemente deban hacerse una cuenta previamente en google). Recuerden que deberán hacerlo, también, en las entradas que se publicarán en los meses de abril y mayo. De ello dependerá también una parte de su nota.

Me gustaría que enfocasen su reflexión en torno a lo que esperan de la asignatura, sobre todo después de leer este poema y de visitar la web de la que les he hablado ateriormente (ya saben, a su derecha) Por si siguen tan perdidos como me imagino, les ofrezco una pregunta concreta a la que contestar:

¿De qué color son sus orejas de estudiantes universitarios, queridos/as alumnos, en este mes de febrero en el que comenzamos nuestra asignatura?

Feliz travesía a todos y a todas.